La travesía de Hades
1. FEBE
En medio de un fuerte viento, tormentoso, caliente y
asfixiador, me encontraba aferrado a la idea de sobrevivir, caminaba sin un
rumbo fijo, mis ojos solo distinguían oscuridad, caminaba sobre un abismo. Pero
dicen que ¨por más oscuros que sean los caminos siempre habrá luz. ¨
Bueno, pues es así como cambio mi vida, de pronto entre
esa oscura y caliente tormenta se apareció ante mí un camino de flores rojas,
iluminado por ellas, un rojo no humano, más brillante que cualquier luz,
parecía un pedazo de estrella, rojo como sangre. Pensé que estaba muerto y que
era el camino que debía seguir simplemente ir adelante ya no importaba que
pasaría, ya no tenía esperanza ni deseo por la vida.
Fue en ese momento que apareció ella, envuelta sobre una
luz parecida a la de la misma luna, parecía una estrella caída del cielo, mi
cuerpo tubo la sensación de que mi corazón palpitaba más fuerte que nunca,
parecía que la sangre de mis venas corría como un río feroz, un cosquilleo
entro por mi estomago, mi respiración parecía cortarse. Era una mujer,
brillante como la luna, parecía que podía encarcelarme en su mirada, tenía los
ojos hundidos, parecía tener una piel de cristal puro, tenía una altura que
ningún humano podría tener. Sobre su falda colgaba una espada con una larga
empuñadura de águila, sus senos sobresalían un poco por el dorado que recorría
parte de su piel, parecía tener algunas características como de una criatura de
agua, pero tenía una belleza como ninguna otra.
Ahí frente a ella me deje caer, mis ojos parecían
perdidos en ella. Bajo el rostro hacia mi, observándome. Con una voz suave se
voltio a mí y dijo:
-
¿Qué pasa hijo mío? ¿tan fácil te rindes por la ausencia de mi
ser que no ah podido ayudarte a iluminar tu camino esta noche?
Quede un poco desconcertado, no sabía si esto era un
sueño, mis manos temblaban apenas podía mantenerme de pie, y con una voz débil
y temblorosa pude dirigirme a ella.
-
¿Tu ausencia? ¿eres una estrella?, ¿Quién
eres tu?
Hizo un pequeño movimiento con su cabeza y se inclino
hacia mí.
-
¿Quién soy mi querido Hades?
Yo soy la luz de cada anochecer, yo soy la escencía del
cielo, yo soy quien guarda la amargura de la noche. Mi nombre es Febe la Diosa
de la luna.
Al escuchar esto quede sorprendido, mis
ojos estaban inundados en su belleza, mi voz estancada, mi cuerpo ausente.
-
¿Febe?
No entiendo. ¿Estoy muerto?
Soltó una pequeña sonrisa.
-
No mi querido Hades, yo eh aparecido frente a
ti para iluminar tu camino, te eh seguido desde el cielo tantas noches hijo
mío.
-
¿Y porque esta noche tan tormentosa me has
abandonado?
-
Te eh puesto a prueba hijo mío.
-
¿A prueba? ¿para qué señora mía?, solo soy un
simple ser humano luchando por mi vida, un hombre equivocado, que salió de casa
buscando el significado de la vida, y ya lo eh entendido, tal cosa no existe.
-
Te equivocas querido Hades, todo el tiempo
has tenido la respuesta en tu camino pero jamás has sido capaz de verla, yo te
eh de poner una misión, las estrellas han hablado, el universo te ah elegido
hijo mío.
-
¿Elegido? ¿pero porque a mí? ¿Qué debo hacer?
-
No puedo explicarlo, has sido escogido por
las 12 estrellas del cielo, ellas te han llamado para salvar la luz de la
noche, tu eres el elegido, ahora tengo que entregarte este mensaje Hades. Si tu
no logras esta misión, entonces yo abre de perder el brillo, yo abre de dar mi
sangre en vano.
-
Habrás
de pasar el desierto de Venus pero deberás tener cuidado ya que apenas se ponga
el sol yo no estaré mas en el cielo,
Este desierto esconde secretos y criaturas salvajes que encontraras en tu
camino, debes llevar la siguiente ofrenda al rey de Plutonia.
Se inclino hacia mí y me entrego un pequeño cráneo, no
identifique de que animal habría pertenecido.
-
Debes tener cuidado en esa ciudad, ya que ahí
encontraras todos los placeres que un hombre busca, no deberás caer en la
tentación de ninguno de ellos o fallaras hijo mío. Al haber abandonado Plutonia
deberás pedir a cambio del cráneo una balsa para dirigirte hacia el Mar rojo
del sur, pasaras frías tormentas pero yo estaré guiándote desde el cielo Hades,
después de cruzar el Mar rojo, deberás entrar en las cavernas de granito. Ahí
veras joyas preciosas no debes de tocar nada, Hades, es importante que te
encuentres con la Diosa de los mares ella habrá de darte un diamante, con el
tendrás un deseo, deberás usar tu deseo con inteligencia mi querido Hades, ya
que debes llegar al desierto de Olgámo antes de la 4 Luna. En el desierto del
Olgamo no encontraras vida, solo hay muerte y desesperanza en ese lugar, es el
lugar de los llantos, no debes escucharlos, no debes comer nada de lo que veas
ahí, deberás guiarte hacia el Norte a encontrar la pirámide de Kukulkán donde
deberás verter una gota de mi sangre en la parte más alta de ella.
De su falda, saco una pequeña daga de oro y se hizo una
pequeña herida en la palma de la mano, su sangre brillaba igual que su belleza,
tomo un pequeño frasco cristalino y la puso dentro en ese momento la sangre se
volvió de un color opaco, saco un pequeño costal de su falda y puso el frasco
de cristal dentro, se inclino hacia mí y me lo dio.
-
Te doy este costal Hades, en el as de
encontrar lo que necesitas y esta brújula que te dirá el camino a pesar de la oscuridad,
habrás de guardar el secreto de mi presencia ante ti, ahora la noche depende de
ti Hades, las estrellas han hablado.
En ese momento todo se volvió oscuridad, excepto dentro
del costal que la extraña criatura me había otorgado, dentro de el había una
pequeña piedra que brillaba, parecía un pesado de la misma luna, lo saque e
ilumine dentro del costal, había una daga de oro, también había una garrafa de
agua de la que tome un sorbo y un mapa enrollado, lo coloque sobre la tierra y
comencé a verlo, era como si me encontrara ahora en otro mundo, y estaba
señalado donde estaba parado exactamente, ahora solo era yo y una noche oscura,
yo y mi búsqueda , yo y el sentido de mi existencia y mi mente que no dejaba de
hacerse preguntas, pero me arme de valor abrí la brújula y me dirigí al Sur.
Modelo: Kathya Flores
Sueños del mas allá
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